jueves, 31 de mayo de 2012

Marines Ruidosos de los Hijos del Emperador, o la tara mental hecha marine traidor...

He de reconocer que en mis inicios en las miniaturas, cuando aún estaba leyendo y empapándome del trasfondo del cuadragésimo primer milenio y me topé de frente con los dioses del Caos, Slaanesh no me gustó. No sé si fue porque como autoidentificado Khornita me vi en la obligación de odiar a mi dios enemigo, o por aquello de que es el dios del Caos más joven y débil, o porque por aquella época no entendía como podían resultar atractivas para nadie las supuestamente irresistibles diablillas...

Sin embargo, con el paso de los años, a base de madurar, leer (no sólo trasfondo sino también novelas... y novelas "normales", que conste...) y aburrirme de pintar berserkers de color rojo (¡qué infierno!), acabé llegando a la conclusión de que si realmente existiera una entidad divina del hedonismo, seguramente sería la que más éxito tendría a la hora de corromper seres humanos.

El caso es que con el tercer Codex Caos (de tercera edición, pero ya pensado para jugarse en cuarta) se incorporaron al trasfondo del 40k dos nuevos personajes especiales que cambiaron mi concepción de los ejércitos del Caos: Typhus, portador del Enjambre Destructor de Nurgle y Lucius el Sempiterno. Lucius fue el que me decidió en gran parte a hacerme con una escuadra de marines ruidosos de la Legión de los Hijos del Emperador. La otra parte fue la caja de marines del Caos de los Hijos del Emperador.

En aquella época, con el tirón de los suplementos de Index Astartes sacaron varias cajas exclusivas de algunas de las Legiones de la Primera Fundación (tanto leales como traidoras), y una de ellas fue la de los Hijos del Emperador. La verdad es que esa última versión o concepto de marines ruidosos me gustó más que ninguna de las anteriores (los primeros, que llevaban guitarras, o los de segunda edición, que para mi gusto eran demasiado barrocos), ya que eran simplemente marines del Caos con armamento sónico, un modelo de mochila con altavoces y algunas cabezas especialmente "slaaneshcas", pero conservaban esa cierta sobriedad que, en mi opinión, han de tener todos los marines, sean leales o del traidores.

Así se juntaron varios factores azarosos que concluyeron que me hiciera una escuadra de 6 tipejos (el número sagrado de Slaanesh): me encontré en una tienda el nuevo Señor del Caos de Slaanesh, que usaría como paladín, a mitad de precio, tenía cinco marines del Caos multicomponente sin montar, y acababan de reactivar hacía sólo unos meses el servicio de piezas sueltas de GW (una verdadera lástima que lo volviesen a quitar). De ese modo, pedí varias cabezas, destructores y amplificadores sónicos y hombreras con el emblema de los Hijos del Emperador, y así me hice mi escuadra de aniquiladores marines ruidosos. Dos veranos después, durante la campaña de Medusa V (así como la del Ojo del Terror me parece la mejor que ha habido, en mi opinión esta fue de las malillas), sacaron la miniatura de Lucius y me acabé haciendo con ella casi inmediatamente.












Después de acabar de pintar mi escuadra de marines ruidosos me pregunté "y ahora, ¿qué pintar?" y ví por ahí tirado el fantástico príncipe demonio de Juan Dïaz y me dije a mí mismo que, ya que le había cogido el gustillo a pintar las armaduras rositas, y que los príncipes demonio de Slaanesh eran tan duros en términos de juego (+1 a la iniciativa y habilidades tan brutales como el Latigazo de Sumisión), podía permitirme tener en mi colección un príncipe demonio de Slaanesh...












Años después, llegaron a mis manos tres de los marines ruidosos de segunda edición, que siguen esperando a ser pintados. Aunque no son realmente el santo de mi devoción, acabaré pintándolos, porque como ya no hay reglas de números sagrados cuantos más lleve en la escuadra mejor... ya veremos cuándo les dedico algo de tiempo.

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